Siria se encuentra a punto de entrar en su cuarto año de guerra civil, pero aún así el régimen de Bachar el Asad intenta imponerse de nuevo mediante unas elecciones presidenciales convocadas para el 3 de junio. Puede que no le resulte muy difícil conseguir su objetivo, debido a que al encontrarse el país asolado por la guerra es probable que el Asad sea de nuevo el único pretendiente a la jefatura del Estado. La oposición ha denunciado muchas muertes producidas en la ciudad de Alepo por el uso de las bombas de barril, pero el Asad aclaró que no veía "obstáculo" para su candidatura ( la cual en Siria duraría 7 años), y que la guerra civil ha llegado a un "punto de inflexión" que se inclina a su favor. Por lo tanto intenta dar muestras de confianza en su victoria militar sobre una oposición descompuesta. Este visitó el domingo la ciudad cristiana de Malula,y su situación podría contribuir a la ofensiva que el régimen desarrolla sobre la ciudad de Homs, la cual ha sufrido también duros enfrentamientos. Damasco, mientras tanto, presiona a los rebeldes entorpeciendo sus suministros vitales. La agencia de la ONU alertó sobre el agravimiento de las condiciones de vida en el campamento de Yarmuk ( en el que ronda la hambruna entre palestinos y sirios). Otro de los problemas en los que se encuentra Siria es que el precio que la población civil está pagando aumenta de cada vez más y podría dispararse si antes no se alivia. Para finalizar el articulo, representantes de la opositora Coalición Nacional Siria han acusado al presidente al convocar unas elecciones mientras su país se ahoga en un baño de sangre. Para ellos, el Asad "no tenía legitimidad antes de los comicios, ni la tendrá después". EL PAÍS, martes 22 de abril de 2014
Ana María Romero Andújar
1º Bach A
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