En Donetsk los bancos están cerrados y las tarjetas de crédito no funcionan. El Estado se desentiende del destino de los ancianos, niños, huérfanos, impedidos o enfermos. La fundación de Rinat Ajmétov ha organizado una expedición de ayuda humanitaria, a la que ha acompañado EL PAÍS. A partir de este mes, Kiev, la ciudad de dónde es la fundación, ha legalizado el impago de las pensiones y prestaciones que muchos dejaron de recibir hace meses. Alla Danílova, una desamparada señora de 78 años de edad, llamó con tensión a la fundación de Ajmétov en Kiev. Menos de una semana después, todos ellos comenzaron a recibir los paquetes de ayuda. La fundación atiende a más de 243.000 personas (familias con hijos menores de dos años, huérfanos, discapacitados, enfermos y jubilados mayores de 65 años). La fundación dijo que el 15 de este mes ampliarían su programa lo que supone 50.000 personas más. Esta fundación de origen local es considerada la primera en fortuna en Ucrania por lo menos desde que se inició el conflicto, entrega 13 kg de comida por persona.
Ni los que aguardan ayuda ni los que la reparten gustan de hablar de política en Donetsk hoy. Los primeros se concentran en sobrevivir, los segundos en la solidaridad como medio de afrontar el desespero. Luna Dueñas, 1º. Bach-B.
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