Petro Poroshenko es el
nuevo presidente de Ucrania, que toma el mando del país dividido en
dos, con el desafío del Este y la necesidad de estrechar relaciones
con la Unión Europea y Rusia. En su discurso de nombramiento afirmó
que Crimea fue, es y será ucraniana. Además hizo un llamamiento a
la paz donde admite que no es posible si no se crea puentes con
Rusia, aunque descartando siempre la unión del país. El Kremlin ordenó al
Servicio Federal de Seguridad endurecer el control de la frontera con
Ucrania; y Moscú y Kiev lo harán sobre todo en Donetsk y Lugansk. Poroshenko pidió a los
separatistas que abandonen sus armas y acepten su propuesta para
lograr así una Ucrania unida e integrada en la UE. Es precisamente
uno de los asuntos que divide a la población ucraniana es la
relación con Europa. El nuevo presidente quiere mimar la igualdad de
las regiones del Este del país, ligadas a Rusia a través de su
lengua y economía. Pero en el Oeste no van a aceptar dos idiomas y
en el Este la mayor preocupación es que a los ciudadanos les de
igual la decisión que se tome por considerarse no ucranianos. El actual presidente
tiene intención de firmar el acuerdo económico de asociación con
la Unión Europea, y para compensar, iniciará un proceso de
dispersión estatal, concediendo mayores competencias a la parte
rusófana. Poroshenko está siendo presionado por los nacionalistas
ucranianos. A unos metros de donde tuvo lugar el discurso siguen
personas acampadas en la Plaza de la Independencia, que no se fían
de sus promesas de transparencia y le piden mano dura con Rusia.
María Martín
Ruiz
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