Los conflictos entre chiítas y sunitas sacuden Medio Oriente
Un
nuevo conflicto sacude a Medio Oriente desde hace unos días,
especialmente a Arabia Saudi e Irán. La tensión entre estos países
ha crecido desde la ejecución del clérigo chií Nimr Baqir al Nimrb
en Arabia Saudí,
territoria especialmente dominado por los sunitas.
Después de este suceso del día 2, como represalia la comunidad chií de
Irán asaltan la embajada de Arabia Saudí instalada en Teherán,
incendiándola y rompiendo muebles la madrugada del 3 de Enero. Tras
este desastre Riad decide romper relaciones diplomáticas con Teherán
pero ni esto ni los 40 sospechosos detenidos por el asalto han
conseguido parar el conflicto. Alrededor de 400 manifestantes
volvieron a concentrarse en las inmediaciones de la embajada saudí deseando la muerte a Al Saud, la casa real donde se alberga la
dinastía sunita de Arabia Saudí. A partir de ahora la calle en la
que se encuentra la delegación saudí en Teherán llevará el nombre
del jefe martir Nimr al Nimr con el intento de satisfacer a los
manifestantes. A pesar de la indignación chií el presidente de Irán
Hasan Rohani reprobó el incidente y pidió capturar a los
individuos extremistas, ya que según a comunicado este hecho no es
justificable de ningún modo. Sin embargo el máximo líder religioso
del país, el ayátola Ali Jamenei, criticó a Arabia Saudí durante
dos días consecutivos por la ejecución de Al Nmr y sentenció que
los políticos del reino sunií se enfrentarán a un castigo divino.
La Guardia Revolucionaria, la organización militar más fuerte de
Irán, también apoya una dura venganza que intentarán llevar a cabo
ya que a este clérigo se le consideraba defensor de la marginada
minoría chií en el reino saudí, aunque por parte de Riad se
trataba de solo un terrorista. Por ello en un cruce de acusaciones el
Ministro de exteriores Saudí afirmó que al condenar Irán la
ejecución este país apoya al terrorismo. Las protestas han
continuado estos días en todo el territorio islámico. Centenares de
simpatizantes del clérigo chií se han concentrado en Al Qaift, su
localidad natal mientras que en Bahreín los practicantes de esta minoría religiosa chocaron con la policía al igual que en Manama.
La ejecución del clérigo chií complica más la relación entre
Arabia Saudí e Irak y sus líderes chiítas y esto quedó demostrado
cuando el día 2 la embajada saudí en Bagdad intentó ser cerrada
por el primer ministro iraquí Haidar Al Abadi. Así también miles
de miembros chiís se manifestaron en la ciudad de Kerbala y en Líbano
el líder de Hizbulá fustigó ayer a Arabia Saudí por la ejecución.
Hasan Nasrala, actual secretario general de este grupo libanés,
atribuye grandes cualidades a al Nimr y reconoce que la ejecución
por parte de la familia de los Saud es un grave crimen.
La
creciente tensión entre estos dos tradicionales rivales con
corrientes opuestas (sunismo y chiísmo) amenaza con un grave
conflicto sectario, étnico y regional con grandes consecuencias.
Leticia Herzog Simancas 1º Bach A
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