El 11 de Febrero de 2011 el pueblo egipcio se reveló contra su último mandatario, terminando con él y su régimen dictatorial. Hosni Mubarak abandonó el poder dejándolo en manos del ejército y muchas personas se reunieron en la plaza Tahrir (El Cairo) para celebrar la caída del presidente. Se dieron dieciocho días de manifestaciones, promovidas por las redes sociales, consiguiendo que Mubarak huyera tras 30 años en el poder. Por tercera vez en los últimos 40 años, se convocó una reunión del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas egipcias, sin la presencia del presidente, provocando el miedo a un golpe de estado en altas instancias militares como consecuencia. Y es que la presencia del presidente en la reunión del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas es una obligación legal, que según parece, no se produjo. Los egipcios, sometidos en el pasado al régimen de Mubarak, pidieron al gobierno elecciones justas y libres. El presidente de EEUU, su principal aliado, apoyó en su totalidad al pueblo egipcio. En España, todo esto se ve como un paso hacia delante, pues facilitará el paso hacia democracia. La representante de exteriores de la UE ha ofrecido su ayuda a Egipto para con la democracia y el gobierno Suizo a congelado todas las cuentas asociadas a Mubarak en sus bancos. Personalmente creo que es un gran paso para el pueblo egipcio, pues además sirve –como ya viene viéndose– para que otros países se animen a seguir sus pasos y pidan la libertad y un cambio político, que además puede llevarse a cabo de forma pacífica. Igualmente, siempre he creído que todos tenemos derecho a la libertad, la igualdad y a unos derecho mínimos como seres humanos que somos. Por otro lado, hay sospechas de que la caída de Mubarak repercutirá de forma negativa en lo referente a Israel y su tratado de paz. Habrá que esperar. En mi opinión, mientras esto prevalezca como hasta ahora, yo seguiré viendo positivamente este cambio en Egipto. ELENA MUÑOZ-1 Bach-Be