Seis días después de la declaración de guerra económica anunciada por Angela Merkel, el superministro de economía y vicecanciller Sigmar Gabriel dio órdenes de paralizar la venta de un centro dotado de aparatos para la simulación de combate para el Ejército ruso, que debía llevar a cabo el Rheinmetall. Merkel había advertido a Rusia de los daños políticos y económicos que se producirían si no cambiaba su actitud política respecto a Ucrania. El Rheinmetall se había comprometido a construir una instalación altamente sofisticada para adiestrar a 30.000 soldados anuales en técnicas de combate modernas. El proyecto tenía un coste de 120 millones de euros. La presidenta alemanda dijo que si Rusia no cambiaba su curso entraría en vigor una segunda etapa de sanciones, como la congelación de las cuentas bancarias de políticos y militares rusos en el extranjero y las visas par viajar. Si Rusia prosigue con su política de desestabilización de Ucrania, entrará en vigor una nueva etapa de sanciones de Alemania contra Moscú, que tiene en estado de alerta a los principales consorcios alemanes, ya que más de 6.000 empresas tienen representación en Rusia con inversiones de más de 20.000 millones de euros y 30.000 puestos de trabajo en Alemania dependen de las buenas relaciones entre Berlín y Moscú. Cuando la crisis estalló, el gobierno de Merkel evitó aprobar sanciones contra Rusia, pero la actitud del mandatario ruso convenció a Berlín para adoptar una postura más firme. José Luis Mansilla Alegre. 1º Bach. A
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