El pasado 8 de Marzo desapareció el Boeing 777 con destino a Pekín a las 6.30, y salida de Kuala Lumpur a las 00.41. Su desaparición se ha convertido en un misterio sin precedentes de la historia de la aviación civil. A bordo iban 239 personas. No se sabe aún el momento exacto en el que se precipito al agua, pero la última conversación entre pilotos y el control de tráfico aéreo de Malasia fue a las 1.19. El primer ministro Najib Zarab dijo el lunes que el avión se estrelló en una zona remota del Océano Indico sur. Han pasado 23 días desde la desaparición, y hay muy pocas certezas y muchas incógnitas sobre la tragedia. El tiempo se acaba. Solo quedan siete días de los 30 que tienen las baterías de las cajas negras, las que conservan los registros de las conversaciones de los pilotos y otros datos del funcionamiento del avión, imprescindibles para saber que paso. Han concluido que alguien a bordo del avión desconecto el ACARS, que envía datos sobre el funcionamiento de los motores y otros parámetros; y poco después el transponedor que comunica con la red de control aéreo civil. Las autoridades de Malasia han puesto en marcha una investigación criminal y están analizando diferentes teorías, desde un sabotaje y secuestro hasta un suicidio del piloto o copiloto. Encontrar el avión de Malasia Airlines es un reto aun mayor que el vuelo Air France AF447 que desapareció en 2009, tardándose dos años en localizar los restos. Es de dificultad alta por el efecto de las corrientes y el viento sobre los restos flotantes. Gema Plazuelo Madrid, 1º. Bachillerato B.
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