Ayer, un barco naufragó a unas 50 millas de Libia y 100 de la isla de Lampedusa (Italia). En él viajaban unos 400 inmigrantes sin papeles. Las fuerzas italianas han rescatado con vida a 200 personas y recuperado los cuerpos de 17 víctimas, aunque de los otros 200 inmigrantes no se sabe nada y se teme que puedan estar en el fondo del Mar Mediterráneo. Los equipos de rescate llegaron una hora después del hundimiento pero fue demasiado tarde. Unas 25.000 personas han perdido la vida en los últimos 20 años intentando entrar a Europa. El propio responsable de Inmigración del Ministerio italiano del Interior, Giovanni Pinto, ha dicho que las embarcaciones de sin papeles son cada vez más decrépitas, ya que los traficantes de seres humanos saben que las naves italianas acuden a socorrer a los inmigrantes hasta la costa del territorio libio. Alfano, ministro del interior italiano, decía que las naves están allí para socorrer y ayudar a las personas, pero que Europa no lo está ayudando y acusó a Bruselas de tampoco hacerlo. La ministra de Justicia afirma que es una responsabilidad de todos los países europeos ya que no se trata de fronteras italianas sino europeas. La Comisión Europea rechazó las críticas del Gobierno italiano e incluso anteriormente habían enviado una carta a las autoridades italianas pidiéndoles información sobre la situación pero no obtuvieron respuestas. La Unión Europea está dispuesta a escuchar y pide que se le diga concretamente lo que quieren. Italia pide a Europa la intervención en Libia, la costa dela que parten las embarcaciones y además afirma que las labores de salvamento y rescate debe hacerlas Europa a través de Frontex; una agencia de la UE que pretende mejorar la gestión integrada de las fronteras exteriores de los Estados miembros de la Unión. La Agencia facilita la aplicación de las medidas comunitarias relativas a la gestión de estas fronteras.
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