TEXTO I
“Españoles: Cuando vuestros heroicos esfuerzos
lograron poner término al cautiverio en que me retuvo la más inaudita perfidia,
todo cuanto vi y escuché, apenas pisé el suelo patrio, se reunió para
persuadirme que la nación deseaba ver resucitada su anterior forma de gobierno
(...) Me habéis hecho entender vuestro anhelo de que restableciese aquella
constitución que entre el estruendo de las armas hostiles fue promulgada en
Cádiz el año de 1812 (...) He jurado esa Constitución por la que suspirabais y
seré siempre su más firme apoyo (...) Marchemos francamente, y Yo el primero,
por la senda constitucional (...)”
Manifiesto Fernandino, 10 de marzo de 1820.
Manifiesto Fernandino, 10 de marzo de 1820.
TEXTO
II
“La revolución de 1848 debe
considerase como la continuación de la de 1789, con elementos de desorden de
menos y elementos de progreso de más. Luis Felipe no había comprendido toda la
democracia en sus pensamientos (...). Hizo de un censo de dinero el signo y
título material de la soberanía (...) En una palabra, él y sus imprudentes
ministros habían colocado su fe en una oligarquía, en vez de fundarla sobre una
unanimidad. No existían esclavos, pero existía un pueblo entero condenado a
verse gobernar por un puñado de dignatarios electorales....”
Lamartine, A. Historia de la revolución de 1848
Lamartine, A. Historia de la revolución de 1848
TEXTO III
La guerra contra los turcos (...) no está destinada a la obtención de ventajas para una parte aislada del pueblo griego; es una guerra nacional, una guerra sagrada, una guerra cuyo objeto es reconquistar los derechos de la libertad individual, de la propiedad y del honor, derechos que los pueblos civilizados de Europa, nuestros vecinos, gozan hoy”.
Asamblea Nacional Griega, 27 de enero de 1822. Proclamación de la independencia de Grecia.
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