A principios de semana, en Roma ya se presenciaba el zarpazo del alcalde Matteo Renzi al ministro Enrico Letta. Había dos motivos que mantenían a la política en espera: uno tenía que ver con el periodista Alan Friedman y su revelación de que el presidente Napolitano había pedido ayuda al profesor Mario Monti para que encabezara un gobierno técnico en sustitución al de Berlusconi. El presidente buscaba la solución al colapso económico y moral por el que pasaba Italia como consecuencia de Il Cavaliere. El exministro y delincuente había sido expulsado del senado tras ser juzgado por el fraude fiscal en el caso de Mediaset, e intentó atrasar cualquier proceso en su contra, pero no logró librarse de las acusaciones de los fiscales por la compra del voto al senador Sergio De Gregorio. Los jueces también han abierto una investigación en busca de alguna otra compra de voto por el líder de Forza Italia. La política italiana se ha convertido en un espectáculo televisivo, los Talk Show han triturado la política y han convertido a los políticos en caricaturas que con varios chistes, intentan liquidar los problemas. De tal forma, el encuentro de este sábado de Napolitano y Berlusconi en el palacio del Quirinal, sede de la república, certifica la incapacidad política italiana de librarse de alguien que durante décadas los ha arrastrado por el fango. Berlusconi a sus 77 años está pendiente de dos años de inhabilitación política y uno de servicios sociales para ejercer cargo público. Pero se baraja la posibilidad de que Matteo Renzi lo sacara de su inactividad a través de Letta, para que pactara con él la reforma de la ley electoral. Veredas Zarco Fdez. 1º Bachillerato A
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