La XXVIII Cumbre Iberoamericana se celebró el pasado 20 de Octubre en Panamá, asistiendo simplemente la mitad de los Jefes de Estado. Estas ausencias se deben a que estas reuniones no satisfagan el interés y políticas de una buena parte de los gobernantes iberoamericanos, así como la celebración de dos sesiones plenarias antes de aprobar la Declaración de Panamá. La ausencia del rey Juan Carlos -dicen algunas partes- se debe a no haber puesto el empeño necesario para garantizar una presencia de alto nivel según diplomáticos españoles. Esta ausencia y la de los mandatarios latinoamericanos señala la existencia de dos bloques ideológicos. A pesar de todo, en la reunión se desarrollan diferentes acuerdos: potenciar el espacio de reuniones privadas; la temporalidad bienal de la reunión tras la de 2014 en Veracruz, donde el Presidente mexicano deberá reanimar a una organización que agoniza entre la indiferencia de sus socios. Por otra parte, los dirigentes se negaron a aumentar la cuota de financiación de la Secretaria General Iberoamericana. España deberá seguir aportando el 60% del presupuesto de ese organismo que organiza las cumbres. Para algunos Mariano Rajoy vende la recuperación económica española, pues quiere que las multinacionales iberoamericanas conviertan a España en cabeza de puente de su desembarco en Europa. En esta conferencia quedó sin acordar lo siguiente: la creación de un fondo de cooperación iberoamericana con financiación privada, la seguridad social y la justicia…Finalmente, el jefe de la diplomacia española pidió que Argentina le ayude en el caso de Gibraltar. Gema Plazuelo, 1º. Bachillerato.
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