- Al Zawahiri, el reemplazo más obvio.
Este es el número dos de Al Qaida y líder yihadista en Egipto, cara y voz de varios vídeos desde los ataques del 11-S. Nacido en una rica familia de El Cairo, era una figura clave en la lucha islámica en su país hasta que fue a Afganistán a enfrentarse a los soviéticos. Allí ofreció sus servicios como médico. En los 90 dirigió su atención hacia el Gobierno egipcio, atacándolo junto al de EE.UU.
En 1998, su organización ya se había fusionado con Al Qaida. Desde entonces Al Zawahiri fue el asesor más cercano a Bin Laden. Aun así, los agentes antiterroristas de Washington dicen que este no es popular entre sus colegas ya que es una persona de trato difícil y que no sabe gestionar.
Al Alwaki, portavoz de Al Qaida en Arabia.
Otra posibilidad es Anwar Al Alwaki, uno de los miembros más temidos de la red terrorista. Vivió entre Yemen y Estados Unidos antes de asentarse en Oriente Medio. Desde allí se convirtió en el portavoz de Al Qaida en la Península Arábiga.
Algunos analistas como Paul Cruickshank creen que el hecho de que nunca haya combatido puede convertirse en un problema a la hora de hacerse con el liderazgo de Al Qaida. "Al-Alwaki es un clérigo, un orador, pero no es un guerrero. Y Al Qaida siempre ha buscado a un luchador como líder", apunta Cruickshank.
- Al Libi, el ideólogo.
Abu Yahya Al Libi es uno de los principales ideólogos de la red terrorista. Al Libi pidió a través de una grabación a los islamistas de su país que lucharan por los cambios, más allá de derrocar al dictador Gadafi. Este ha sido muy activo en sus discursos grabados, pidiendo resistencia y tratando de reclutar nuevos miembros.
- Kashmiri, veterano militante paquistaní
Por último, Ilyas Kashmiri, un veterano militante paquistaní que se ha convertido en el cerebro de las operaciones terroristas internacionales. Dirige la Brigada 313, centrada en reclutar a nuevos miembros en Europa y Norteamérica, entrenándolos en lugares de difícil acceso.
Además de la sucesión, Al Qaida debe solucionar problemas de organización.
En las próximas semanas se esperan amenazas, sí, pero lo que también esperan en la Casa Blanca es que el baile de nombres para elegir al próximo Bin Laden lleve "serios desacuerdos" a la dirección de Al Qaida. MIRIAN ALCUDIA OLMO, 1º. BACH-B
