lunes, 14 de marzo de 2011
Caos en Japón
Tras el terremoto producido en la parte noreste de Japón, el país ha entrado en crisis. Este movimiento sísmico provocó un terremoto de grado 8,8 en la escala Ritcher, que causó un tsunami que ha arrasado en toda la zona. Japón está asentado en el llamado Anillo de Fuego del Pacífico, una zona de gran actividad volcánica y telúrica, y Tokio se encuentra en uno de los lugares más peligrosos, donde tres placas continentales se están frotando unas con otras, lo que genera una enorme presión sísmica. Como consecuencia de la catástrofe, las centrales nucleares del país sufrieron graves accidentes. El más notable es el de la planta de Fukushima-Daiichi, pues dos núcleos se están fundiendo tras la explosión de uno de sus reactores causada por el tsunami, y las autoridades se están esforzando en evitar fugas mayores; el nivel de radiación que desprende supera el límite legal. En la central nuclear de Tokai, a 120 kilómetros de Tokio, se observan problemas de refrigeración en dos de sus tres generadores eléctricos. El ministro portavoz, Yukio Edano, sólo admite una deformación del núcleo debido a un sobrecalentamiento en el caso de Fukushima, pero advierte que son casos diferentes y que en el caso de la primera plante el nivel de radiación es mucho más elevado que el de Tokai; es muy difícil que en el futuro se sigan utilizando los reactores sobrecalentados en las dos centrales. El Ministerio de Exteriores de Japón convocó anoche de urgencia a todos los embajadores acreditados en Tokio para explicarles hoy la situación por la que atraviesa el país. El embajador de España en Japón, Miguel Ángel Navarro, declaró que el Gobierno nipón ha hecho hincapié en la seguridad del país. El primer ministro japonés, Naoto Kan, declaró que ésta es la peor crisis del país desde la Segunda Guerra Mundial, con la bomba en Hiroshima. Los grandes medios de comunicación japoneses han criticado hoy al Gobierno por la escasa información proporcionada y el retraso con que la ha dado a conocer a la población. El terremoto ha dejado a su paso 1.217 muertes, 600.000 desplazados y miles de desaparecidos. Las cifras son provisionales, y el Gobierno teme que la cifra de muertos llegue a 10.000 sólo en la provincia de Miyagi, la más afectada por el terremoto. El equipo de rescate está formado por 100.000 soldados, 300 aviones y 40 barcos. Más de 2 millones de hogares carecen de luz y agua potable desde el viernes. Ante la gravedad de la situación, hoy lunes no se abrirán las plantas de las grandes empresas (Mitsubishi, Suzuki, etc.) ni del Parlamento de Japón, algo extraño en una de las naciones más avanzadas del mundo. Naoto Kan, tras recorrer el sábado por la mañana la región en helicóptero, dijo que se trata de un "desastre nacional sin precedentes", añadiendo que las zonas residenciales han sido barridas en su mayoría en las zonas costeras y que los fuegos siguen ardiendo. Estados Unidos, que tiene 50.000 soldados en Japón, ordenó a su flota, incluidos dos portaaviones, que suministre ayuda.
Además de estas consecuencias, la política está también sufriendo este acontecimiento. El ministro de Exteriores, Seije Maehara, presentó su dimisión tras aceptar que había recibido 250.000 yenes (2.200 euros) de origen surcoreano. Maehara era considerado un halcón por sus duras posiciones frente a China y Estados Unidos, y una posible alternativa a Kan ante el detrimento de su imagen. Tras esto, el debate nuclear se reabre en Europa. Bruselas ha convocado una reunión urgente de responsables de la seguridad nuclear en la Unión Europea para evaluar las consecuencias del accidente de Fukushima y tomar nota de las lecciones aprendidas. En Alemania se convocaron ayer diversas concentraciones contra la política nuclear de Angela Merkel, y se expone a perder tres elecciones regionales celebradas en este mes. En el resto del continente, se espera una oleada de fuerzas antinucleares. Ayer se celebró en París una cita de ministros de Exteriores del G-8, y el francés Alain Juppé ofreció a Tokio la experiencia francesa en seguridad nuclear.
El Papa, Benedicto XVI, se ha declarado “fuertemente impresionado” por la catástrofe y expresó un apoyo a las personas damnificadas y a las ayudas de rescate. La incertidumbre se cierne sobre Japón distintos motivos económicos: su peso en la economía mundial, la reacción de los mercados, los daños en el PIB nipón japonés, el cierre de las fábricas afectadas y la dependencia de la energía nuclear. Este hecho llega en un momento crítico al mundo por su situación económica, pues Japón es una de las potencias más importantes, y sus gastos a causa del terremoto conllevarán a una pérdida en la economía mundial. RUTH, 1º. BACH-C
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