martes, 22 de marzo de 2011
Chernobil en el recuerdo (Prensa Histórica)
El 26 de Abril de 1986 se produjo en la ciudad rusa de Chernóbil uno de los mayores accidentes nucleares de la historia. Todo ocurrió durante una prueba en la que se hacía un simulacro de corte del suministro eléctrico, momento en el cuál y repentinamente el núcleo del reactor nuclear número cuatro se sobrecalentó derivando en la explosión del hidrógeno acumulado en su interior. Para hacernos una idea de la magnitud de los hechos, es necesario saber que dicha explosión superó quinientas veces la expulsión de materiales químicos y/o radiactivos liberados en la bomba atómica de Hiroshima en 1945, en la que murieron 140.000 personas. Este desafortunado accidente Europeo provocó la inmediata aparición de casos de cáncer por la excesiva exposición a la radiación nuclear de la explosión; así como víctimas cuya muerte fue provocada directamente por la radiactividad. Además de fallecer entre 600.000 y 800.000 personas (voluntarios, bomberos, militares…) en diferentes períodos de tiempo. A la par de las graves pérdidas de vidas humanas y de tener graves repercusiones contra la salud, supuso un deterioro del medio ambiente, así como un riesgo contra las especies allí existentes. Desde una opinión personal. y considerando las pérdidas valoradas por este desgraciado accidente, considero que el riesgo que se corre con la energía nuclear es demasiado alto como para seguir construyendo centrales nucleares; prefiero el aprovechamiento de las fuentes de energía renovables, que son una inversión a largo plazo, y en caso de accidente no supondrían ningún peligro evidente contra los seres humanos ni contra la naturaleza que sufre directamente las acciones del hombre. Después de lo vivido en Chernóbil –centrándonos en la situación japonesa existente–, se genera un miedo desmedido ante la posibilidad de un nuevo Chernóbil japonés, aunque científicos especializados aseguran que es algo muy improbable que suceda, ya que es muy difícil que se dé un accidente con esas características, ya que en todo caso se daría una nueva fuga radiactiva, pero no una explosión. María José Sánchez, 1º. Bach-B
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Prensa Histórica
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