Lo que parecían pequeñas revueltas contra la opresión y la dictadura de Gadafi, parecen alargarse en el tiempo según apuntan las últimas noticias. Los rebeldes quieren tomar la ciudad de Bin Yaward y asegurar así su triunfo, pero las fuerzas armadas del dictador, el armamento, soldados y aviación superan en mucho a los rebeldes, por lo que se requiere ya la ayuda internacional y de la UE. Hasta el día de hoy, las fuerzas de oposición no han encontrado verdaderamente unos aliados con los que puedan contar; pues las personas que han entrado en el país lo han hecho de una forma extraña. Las Fuerzas Especiales británicas (SAS) comenzaron a operar en Libia hace una semana para apoyar las labores de rescate de británicos, aunque fueron detenidos y encontraron numerosos explosivos, armas y pasaportes falsos de varias nacionalidades. Según la BBC, seis miembros de la reducida misión serían de la SAS, que habrían ido para escoltar a dos diplomáticos que intentaban establecer contacto con la oposición. De otra parte, las mujeres juegan un papel muy importante en esta revolución. Hombres y mujeres unidos por la causa. Mujeres preparadas que abandonan sus puestos de trabajo para salir a la calle y pedir libertad, democracia, porque esta es la única forma posible de llegar a conseguir la igualdad y la libertad de todos los ciudadanos después de cuarenta años.
Los combates se endurecen en el Este. La ciudad de Sirte está en el punto de mira. Su caída supondría un gran revés para Gadafi y dejaría el camino libre hacia Trípoli. El pueblo se ha sublevado, y su emoción y desenfreno es patente. Después de casi cuarenta años el Pueblo libio tiene demasiada prisa, piensa que las cosas se van a solucionar, como ha ocurrido en Egipto, aunque realmente desconocen a lo que se enfrentan. Londres y Paris ven con buenos ojos la creación del Consejo Nacional y lo apoyan con el ánimo de que cese la violencia, instaurándose un gobierno democrático que responda a las aspiraciones del pueblo libio. La comunidad internacional se encuentra ante una semana crucial. Y debe de tomar decisiones. Bruselas será escenario de una reunión de los ministros de Defensa de la OTAN, y el viernes de los jefes de Estado y de Gobierno de la UE. ¿Podrá el mundo entero parar esta guerra? ¿Qué debemos hacer ante tanta violencia? ¿Qué sucederá si no se arreglan las cosas? ¿Violencia para parar a los violentos? Esperemos que pronto se solucione, pues muchas personas ajenas a los acontecimientos políticos van a derramar su sangre para que los demás puedan llegar a ser ciudadanos libres. Los dictadores tienen el poder en sus manos, tienen riqueza y pozos de petróleo que suministran a todos los países occidentales. Por lo tanto, todo el mundo está interesado en la solución. De momento las revueltas están tardando demasiado en encontrar una solución, y la situación es urgente. FABIO RUBIO GONZÁLEZ 1ºBACHILLERATO-B
